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Cambiar hábitos para una vida más saludable a través de la alimentación puede crear al principio confusión y desánimo, especialmente ante la cantidad de publicidad de productos que se pueden encontrar en el mercado.

Las personas que deciden hacer un cambio de alimentación necesitarán un periodo de transición. Esta etapa hay que tomársela con relajación, y sobre todo concentrándose en «añadir» nuevos alimentos, más que en «suprimir» los antiguos. Es importante hacerlo poco a poco, dándole tiempo al cuerpo físico a adaptarse a los nuevos sabores o de nos podremos ver estresados por el deseo de hacerlo todo bien desde el principio. Los cambios rápidos no duran, con paciencia y constancia lograremos que los cambios sean más duraderos, porque habremos dado tiempo al cuerpo a adaptarse y psicológicamente.

Pautas sencillas

  • Adaptar nuestra alimentación a los cambios estacionales, comer alimentos de la estación.
  • Alimentos locales y del mismo clima, si es posible usar productos ecológicos.
  • Volver a la cocina casera.
  • Cocinar al menos una vez al día una comida completa y nutritiva.
  • Cenar temprano, dos horas antes de ir a la cama.
  • Si deseas alimentos de antes, tómalos pero en poca cantidad.
  • Come sólo cuando tengas hambres, bebe sólo cuando tengas sed.
  • Alimentarnos de acuerdo a las propias necesidades personarles.
  • Seguir la intuición y los mensajes de nuestro cuerpo.
  • Comer despacio, soltar los cubiertos entre bocado y bocado, podemos comer con la mano no dominante.
  • Masticar muy bien cada bocado, entre 30 y 50 veces.
  • Evitar el fanatismo y extremismo, ser feliz, agradece infinitamente todo lo que te rodea y vive la vida con optimismo.
  • Tener claro que lo que voy a cocinar es mi salud o mi enfermedad.

Empezando a cambiar hábitos

  • Sustituye algunos ingredientes habituales por otros más saludables:
  • Sal blanca refinada por sal marina sin refinar.
  • Grasas y aceites refinados por aceites sin refinar de primera presión en frío (sésamo y oliva).
  • Reducir los cereales refinados o procesados, pan blanco, harinas blancas, pastas blancas, etc.,…
  • Reducir el azúcar, endulzantes artificiales, chocolate, bollería, etc.,…
  • Reducir las carnes rojas, embutidos y huevos.
  • Reducir el café, té, bebidas con gas y azúcar, alcohol, estimulantes, tabaco, etc.,…
  • Reducir los productos lácteos y de grasas saturadas.
  • Reducir los productos congelados, enlatados, comidas preparadas. Usar más alimentos frescos y naturales, sin procesar.
  • Incluir en cada comida una porción de cereal. En todas su variedades: arroz, avena, cebada, mijo, centeno, quínoa, bulgur, polenta de maíz, maíz, pastas, amaranto, etc…
  • Incluir verduras en las comida, hasta un 40 % ó 50 % del volumen diario. No quedarnos tan sólo con la típica ensalada o las verduras al vapor. Preparar también salteados, estofados, fritos o rebozados de verduras, con salsas y guarniciones nutritivas. Son especialmente aconsejables las verduras de raíz y las redondas. Necesario si se ha consumido en el pasado una gran cantidad de carnes y grasas.
  • Evitar espinacas y acelgas y las solanáceas patatas, pimientos, tomates, berenjenas. Salvo en temporada.
  • Usar fuentes de proteínas vegetales de toda la vida, las legumbres.
  • Aprender a utilizar las proteínas de origen vegetal como seitán, tempeh y tofu.
  • Introducir toda clase de pescado, a primera hora atún, salmón, pez espada (de textura densa). Si comemos pescado blanco, lo mejor es cocinarlo de forma sabrosa. Después de un tiempo dar preferencia al pescado blanco frente al azul, que debe ser fresco y de pesca extractiva, nunca de acuicultura.
  • Introducir el consumo de bebidas más naturales como zumos de frutas o verduras, infusiones, café de cereales, té sin estimulantes, cerveza natural, bebidas vegetales, agua mineral, etc…
  • Consumir frutos secos y toda clase de semillas (sésamo, calabaza, girasol, etc.,…).
  • Introducir endulzantes naturales, sirope de arroz, de cebada, agave, etc.,…
  • Incluir fruta fresca o seca en lugar de pasteles y dulces.
  • Cambiar a salsas naturales, aliños y aderezos sin aditivos, colorantes o sabores artificiales.
  • Incluir en cada comida una pequeña porción de alimentos fermentados aceitunas, chucrut, pickles, salsa de soja, miso, etc.,…
  • Incluir una pequeña porción de algas en verduras o sopas como fuente de minerales, a diario.

  

Otras pautas recomendables

  • No abusar de condimentos salados, darán mucha hambre y deseo de dulce y aceite.
  • No usar salsa de soja (shoyu) cruda sobre los alimentos. El shoyu sirve para realzar el sabor de los alimentos y debe ser cocinado.
  • Evitar la congelación de los alimentos, el microondas y la batidora eléctrica. Todos estos métodos de manipulación de los alimentos alteran profundamente su energía.
  • Los cereales pueden conservarse cocidos por varios días en el frigorífico, así como las legumbres. Las verduras es mejor hacerlas en el momento, o a lo sumo en el mismo día que van a consumirse.
  • Evitar tomar alimentos directamente del frigorífico.
  • Variar los estilos de cocción así como el corte de las verduras, para hacer platos diferentes, así como texturas y efectos energéticos.
  • Es importante observarnos física y emocionalmente, y vayamos cubriendo nuestras necesidades de acuerdo con la energía y los efectos deseados.